El Hávamál

Hávamál (Dichos de Hár o Discurso del Altísimo) es uno de los poemas de la Edda poética. Propone una serie de reglas para vivir con sabiduría y para la supervivencia. Algunos versos están escritos desde la perspectiva de Odín (particularmente hacia el final, donde hay un relato sobre como Odín obtuvo las runas mágicas y los hechizos que aprendió). El contenido de la obra es tanto práctico como metafísico. La única fuente en la cual sobrevivió este poema es el Codex Regius y se cree que no fue escrita más allá de c. año 800 . Una de las primeras referencias a este poema la da Eyvindr skáldaspillir en Hákonarmál, c. 960.
Hávamál consiste de numerosos poemas, que varían en tono, tenor y forma narrativa.


1 El hombre que se halla ante umbral ajeno debe ser cauto antes de cruzarlo, mirar atentamente su camino: ¿quién sabe de antemano qué enemigos pueden estar sentados aguardándole en el salón?

2 ¡Salud al anfitrión! Un huésped ha entrado. ¿Dónde ha de sentarse? Imprudente es él que ante portales desconocidos confía en su buena suerte.

3 Fuego es necesitado por quien acaba de entrar cuyas rodillas están entumecidas por el frío viandas y ropa limpia aquel precisa que ha recorrido montañas.

4 Agua, también, para que pueda lavarse antes de comer toalla y calurosa bienvenida, palabrases corteses, silencio respetuso para que él pueda contar sus aventuras.

5 Ingenio necesita quien lejos viaja. fácil resulta en casa; El hombre de poco seso es con frecuencia objeto de risas si se sienta en la mesa junto a los sabios.

6 De su saber un hombre nunca debe jactarse mejor ser parco en el discurso cuando a su casa un sabio viene: Nunca se tiene amiga más fiel que la mucha cordura.

7 El huésped debe ser precavido cuando llegue al banquete que calle y escuche, sus oídos atentos, sus ojos alerta:. Así se protege el hombre sabio.

8 Dichoso el hombre que en su vida es favorecido con el elogio y la estima de todos; mal consejo a menudo es dado, por aquellos de perverso corazón.

9 Dichoso el hombre que en tanto vive de alabanza y saber goza; perverso consejo se obtuvo a menudo salido de mal corazón de mortal.

10 No hay carga mejor para hacer el camino que la mucha cordura; es la mejor riqueza, parece, en tierra extraña, de la miseria protege.

11 No hay carga mejor para hacer el camino que la mucha cordura; es la peor vitualla para los caminos la excesiva ansia de licor.

12 La tan buena cerveza no es para nadie lo buena que dicen que es, pues más y más a medida que bebe el hombre el juicio pierde.

13 Garza llaman del olvido la que se cierne en los banquetes, el juicio a los hombres roba; en la hacienda de Gunnlöd preso quedé en las plumas de ese ave.

14 Embriagado quedé, borracho estuve allá donde Fjalar el sabio; bien se bebió si después de la fiesta el juicio a los hombres torna.

15 Silecncioso y reflexivo es el hijo de rey y audaz en la guerra sea; contento y gozoso esté todo hombre hasta el día en que muera.

16 Espera el cretino vivir por siempre si evita entrar en pendencias, mas tregua poca le da la vejez, si las lanzas sí se la dieran.

17 Abre el tonto grandes ojos al llegar de visita, farfulla o no dice palabra; al momento luego, si se echa un trago, ya tiene buen juicio.

18 Tan sólo sabel el que lejos viajó y por muchos lugares anduvo con qué juicio rige cada uno aguda la mente él tiene.

19 No te pegues al cuerno, con tiento bebe el aguamiel, habla si es preciso, o calla; de torpeza nadie te acusará si vas pronto a dormir.

20 El glotón que el juicio no sabe usar come y arruina su vida; de mofa sirve entre gente prudente la panza del hombre insensato.

21 Bien saben las reses cuándo han de ir a casa, y dejan los pastos; pero noción ninguna el necio tiene de cuánto en su panza cabe.

22 El hombre ruin y de mala entraña se ríe de cualquier cosa; mas no sabe, y lo habría de saber,: que faltas también él tiene.

23 Un hombre inculto en vela las noches pasa pensando en cualquier cosa; así, está agotado al llegar la mañana, su miseria sigue igual.

24 Un hombre ignorante cree que son amigos los que ríen con él; lo que no sabe es que hablan mal de él si se sienta entre sabios.

25 Un hombre ignorante que son amigos los que ríen con él; he aquí lo que ve cuando pleito tiene: que pocos hablan por él.

26 Un hombre ignorante cree saberlo todo, si está en sitio tranquilo; lo que no sabe es qué ha de responder si alguno a él le pregunta.

27 Un ignorante que va entre los hombres, mejor que se esté callado; nadie le nota lo poco que sabe a menos que hable en exceso.

28 Por sabio se tiene al que bien pregunta y sabe bien responder; nunca ocultan los hijos de los hombres lo que entre los hombres pasa.

29 Quien nunca calla muchas estupideces dice y necias palabras: la lengua desatada, si no se la refrena, suele hablar contra sí.

30 Por objeto de burla no hay que tomar a otro cuando llega al banquete; no sabe bien en el que en el festín se mofa, si se burla de enemigos.

31 Por sabio se tiene si echa a correr huésped que de otro se mofa: juega quizás con mal enemigo quien hace en la fiesta burlas.

32 Muchos hombres son amables entre sí que en pugna en la fiesta entran; discordia entre hombres siempre existirá si huésped y huésped pelean.

33 Comida temprana debe hacerse siempre, pero no si a festín irá; se sienta y está ocioso quien se encuentra hambriento, conversa le sale poca.

34 Por largo rodeo se va al enemigo, aunque viva en el camino; al amigo sincero atajos llevan, por más que lejos se vaya.

35 Se debe marchar, nunca el huésped ha de estar siempre en el mismo lugar: lo dulce se hace odioso si se sienta largo tiempo en los escaños de otro.

36 El Hogar es mejor, aunque sea pequeño, en casa se es el rey; tener sólo dos cabras y una mala cabaña es mejor que mendigar.

37 El Hogar es mejor, aunque sea pequeñp, en casa se es el rey; angra el corazón de quien debe limosnear a toda hora, la comida.

38 De las armas no hay, en el campo, que alejarse un paso; nunca se sabe por esos caminos cuándo hará falta la lanza.

39 Generoso no vi ni tan buen anfitrión que rehusara aceptar un regalo ni tan dadivoso que hallara molesto (verso incompleto) tener que aceptar a cambio.

40 El dinero que se ha recibido preciso es aceptarlo, se le guarda al querido y lo hereda el odiado. las cosas son peor que pensamos.

41 Con armas y paños se obsequian amigos, es siempre lo que más luce; quien regala, quien corresponde, serán amigos más tiempo si es que el tiempo lo permite.

42 Amigo el hombre será de su amigo, con regalo al regalo responda; la risa con risa se debe acoger, mas falsedad por mentira.

43 Amigo el hombre será de su amigo, de él y de amigo que él tenga; mas de enemigo nuca habrá de ser amigo del amigo.

44 Si tienes amigo en el cual confías y sacarle provecho quieres, ábrete a él, cambiaros regalos, ve con frecuencia a su busca.

45 Si tienes a otro en quien no confías mas quieres que te haga bien, dulcemente le hablará, mas tenlo por falso; paga doblez con engaño.

46 Lo mismo con ese en quien poco cofías y que no le ves bien la intención: ríe con él, pero fingiendo; tal dádiva por su don.

47 Joven yo fui por tiempos, solo viajaba; perdido quedé en los caminos; me sentí rico cuando encontré a otro, es un hombre el gozo de otro.

48 Los guerreros y los bravos son quienes mejor viven rara vez tienen angustias; mas el hombre cobarde de todo se asusta, recela engaño en todo don.

49 Ropas mías les puse en el llano a dos personajes de leña; viriles se sintieron vistiendo así, se avergüenza el desnudo.

50 Sécase el pino que está en un claro, ni corteza ni agujas lo guardan; igual con el hombre al que a nadie ama, ¿Para qué sigue él viviendo?

51 Más caliente que el fuego entre malos amigos la paz cinco días arde; apágase luego el sexto llegando y toda amistad se malogra.

52 No grandes han de ser siempre los regalos, puede el pequeño dar elogios: con un medio pan y un algo en la copa me hice de un fiel camarada.

53 A orilla pequeña, pequeño mar: pequeño es juicio el del hombre; porque no todos son de igual hechura, a medias está toda edad.

54 De sabio el hombre lo justo tenga, nunca sabio en exceso; más bella es la vida de todos los hombres que saben mucho.
55 De sabio el hombre lo justo tenga, nunca sabio en exceso; pues el alma del sabio rara vez está alegre si es sabio en demasía.

56 Sabio a medias ha de ser cada uno, nunca sabio en exceso; su destino nadie lo prevea y su alma no tendrá penas.

57 Fuego da el fuego hasta todo quemarlo, llama de llama prende; el hombre al hombre conoce por sus palabras, por sus simplezas al simple.

58 Levántese pronto quien piense tomar vida o fortuna ajenas: ni lobo acostado consigue su tajada ni hombre que duerme victoria.

59 Levántese pronto el escaso de gente y corra a atender sus faenas; mucho retrasa quien duerme de más; será rico el activo.

60 Los secos troncos calcula el hombre y la piel de abedul para el techo, y también la leña que gasta en tres meses y en un medio año.

61 Lavado y comido se irá a la asamblea, aunque vaya mal vestido; ni calzado o calzón a nadie avergüencen ni tampoco el caballo, aunque bueno no sea.

62 Está con la cabeza agachada como un perro husmeando, cuando llega a la orilla del mar el águila, en la antigua mar; así el hombre se encuentra entre otros, con pocos valedores.

63 Preguntas haga y respuestas de quien quiera lo tengan por sabio; lo sabido por uno no sepan dos; si tres, lo saben todos ya.

64 Con tacto siempre el hombre avisado se debe valer de su fuerza: se descubre, al ir con los sabios, que nadie es el mejor.

65 Palabras que a otro el hombre diga casi siempre las paga luego.

66 En muchos lugares pronto era aún cuando llegué, demasiado tarde llegaba a otros: que cerveza no quede o que esté por hacer mal suele encajar el enojoso.

67 Llamaríanme aquí y allá para todo banquete si no precisara yo comer o si dos tajadas tuviera el buen amigo y no una que yo comí.

68 Cosa no hay mejor que el fuego, piensan los hombres y la vista del sol si de buena salud el hombre goza y de vida sin tacha lleva.

69 Con algo se cuenta, aunque falte salud: confortan a uno sus hijos, sus parientes a éste, sus riquezas a aquél, a otros sus obras bien hechas.

70 Mejor es vivir que ya no vivir: la vaca el vivo la tiene; buen fuego yo vi en la casa del rico y a él a la puerta muerto.

71 El cojo monta a caballo, el manco guía al pastor, el sordo en la lucha sirve; mejor estar ciego que estar quemado. a nadie sirve un cadáver.

72 Es útil un hijo, aunque tarde nazca y luego que el padre murió; tan sólo el pariente en honor del pariente piedra en la senda erige.

73 Con uno dos pueden; por lengua cabeza cae; de mano me cuido que tapa el manto. (estrofa incompleta)

74 Agradece la noche quien confía en su avío; al remo, apretados los puestos; en otoño, noche insegura; ya en cinco días el tiempo cambia, pero más en un mes.

75 No sabe tampoco el que nada sabe que a muchos fortuna obceca; si rico es un hombre, pobre es el otro, no nada hay que culpar.

76 Mueren riquezas, mueren parientes, igual morirás tú; la gloria tan sólo no muere jamás, de aquel que ganársela logra.

77 Mueren riquezas, mueren parientes, igual morirás tú; tan sólo una cosa sé que no muere; la fama que deja un muerto.

78 Yo vi lleno el redil de los hijos de Fjultung, ya ahora van con bastón de mendigo: así es la riqueza, como un parpadeo, la menos constante amiga.

79 Si ocurre que el necio fortuna alcanza o logra favor de mujer, la arrogancia le crece, mas nunca su saber; de gran presunción se llena.

80 Está comprobado: si runas consultas, aquellas de origen divino, las que altos poderes hicieron y el thul supremo tiñó mucho se gana callando.

81 Alabar el día y la noche; la mujer ya incinerada; la espada ya probada; a la doncella ya casada; el hielo ya cruzado; la cerveza ya bebida.

82 Con viento el árbol se tale; en bonanza se salga a pescar; hablar de noche a la moza: son muchos los ojos del día; navegar debe el barco, guardar el escudo; herir la espada y besar la muchacha.

83 Beber, junto al fuego; patinar, por el hielo; flaco se compra el rocín, con herrumbre la espada; en casa al caballo se engorda y suelto al perro en el hogar.

II (PRIMERA NOTICIA DE ODÍN)

84 Que nadie confíe en palabras de moza ni en nada que diga mujer: pues en rueda giratoria su corazón se creó, con la inconstancia en el pecho.

85 De arco quebrado, de llama que arrecia, de lobo que aúlla o corneja que grazna, de cerdo que gruñe, de árbol sin raíces, de ola que crece, de olla que cuece,

86 De dardo que vuela, de tromba que viene, de hielo de un día, de serpiente enroscada, de tratos en cama o de espada rota, del juego del oso, o de hijo de rey,

87 de ternero doliente, de esclavo voluntario, de buenas palabras de völva, de cadáver reciente,

88 del campo recién sembrado: que en eso nadie crea, ni muy pronto en el hijo; decide en el campo el tiempo y en el hijo la razón, son dos cosas peligrosas.

89 de aquel, si lo ves, que a tu hermano mató de mansión mal quemada, de caballo muy veloz- no sirve el corcel si se rompe una pata -, de nada de esto seguro te fíes.

90 Pues la paz con las mujeres que hablan con falsedad es montar corcel sin bridas sobre hielo resbalante, caballo alegre y de dos años aún mal domado, o bogar con viento en popa en un buque sin timón, o ir cojo tras reno en el talud de una colina en pleno deshielo.

91 Mas digo verdad, pues ambos conozco: muda el hombre su humor con la dama; las más bellas palabras decimos sin pensarlas, se engaña así el juicio del sabio.

92 Bellamente hablará y le llevará regalos quien quiera amor de dama; alabará el cuerpo a la hermosa muchacha; recibe amor quien ama.

93 Nadie a un hombre jamás le censure amor que otro tenga; conmueven al sabio, no conmueven al necio, los rostros de amable color.

94 Nadie en un hombre censure nunca cosa que a tantos pasa: en tonto al sabio, así vuelve a los hombres el ardiente deseo.

95 El espíritu sabe qué hay junto al corazón, solo está con su amor; no hay para el sabio dolencia peor que el no estar contento consigo mismo.

96 Claro lo vi cuando allá entre los juncos goces de amor me esperaba; corazón y carne yo puse en la moza; aunque aún no la tenía.

97 A la hija de Billing dormida hallé clara como el sol, en su lecho; la suerte de un príncipe hubiera yo dado por gozar de aquel cuerpo.

98 «Pero luego a la noche, Odín, volverás, si tratarme de amores quieres; que de esta torpeza nadie se entere sino sólo nosotros solos».

99 Del cierto placer me abstuve entonces pensando que ella me amaba; seguro creí que después gozaría de todo su amor y favores.

100 Cuando luego volví, feroces guerreros alerta guardia montaban con fuego de teas y antorchas en alto. ¡Mal paso allí se me abría!

101 Ya cerca del alba de nuevo volví: ahora los hombres dormían; una perra sólo hallé, de la buena mujer, atada a su cama.

102 Muchas buenas mozas, si se observa bien, son falsas con los hombres; claro lo vi cuando yo quise conquistar a la insidiosa: todas las desgracias me causó la sabia hembra, nada logré de la dama.

III (SEGUNDA NOTICIA DE ODÍN)

103 Alegre en su casa, festivo con huésped y cauto ha de ser el hombre; memorioso y locuaz, si quiere ser sabio; lo bueno a menudo cuente. gran estúpido se llama el que apenas puede hablar, cosa es propia de ignorantes.

104 Visité al viejo gigante; heme aquí vivo; apenas pude allí estar callado: parla abundante servicio me hizo en la sala de Suttung.

105 Con la boca de Rati camino me abrí con ella la roca royendo: por alto y por bajo - arriesgué la cabeza - pasábanme sendas de trols.

106 Gunnlöd me dio a beber, sentada en su trono de oro, del excelso hidromiel; mal yo a ella después le pagué su buena intención, su sentir sincero.

107 De la bien conseguida bien me he gozado de poco le falta al sabio; y Ódrerir ahora en lo alto está, en el templo del dios de los hombres.

108 Todavía quizás pudiera yo verme allá en el reducto del ogro de no haberme servido de Gunnlöd hermosa, en cuyos brazos estuve.

109 Al día siguiente, fueron los trols de escarcha a interrogar al Altísimo, en la sala del Altísimo: que si vivo volvió con los dioses Bölverk o si Suttung lo había inmolado.

110 Juró Odín sobre el anillo, así creo que lo hizo, ¿qué creer ahora de sus palabras? Traicionado a Suttung dejó a su partida y a Gunnlöd llorando.

IV (DISCURSO DE LODDFÁFNIR)

111 Tiempo es de hechizar en el trono del thul, a la vera del pozo de Urd; yo vi y callé, yo vi y medité, al habla atendí de los dioses; de las runas oí, su poder escuché por la sala del Altísimo, en la sala del Altísimo. Esto escuché que decían:

112 Te damos Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: De noche no salgas si no es a vigilar o un lugar buscar afuera.

113 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: de una hechicera no duermas en el regazo no te enlace con sus miembros.

114 Ella te hará que no tengas en nada asamblea o palabra de rey, que ni quieras comida ni trato con nadie y todo angustiado te acuestes.

115 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: la mujer de otro nunca seduzcas para hacerla tu amante.

116 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Si has de viajar por montaña o por fiordo date una buena comida.

117 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Nunca le cuentes al hombre malo desgracia que tengas; porque del hombre malo nunca obtendrás pago por tu buen deseo.

118 Ferzomente mordido he visto un hombre por palabras de mala mujer: la falsa palabra provocó su muerte, un hombre en verdad sin culpa.

119 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Si tienes amigo en el cual confías, vete a menudo en su busca; de zarzas se cubre y de altas hierbas en senda que nadie pisa.

120 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Procura ganarte al hombre bueno; conjuros aprende siempre.

121 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: No seas tú nunca el primero en romper con un amigo; la pena mata al corazón si a nadie puedes decir todo aquello que piensas.

122 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: No tengas jamás discusión ninguna con un simio ignorante.

123 Pues del hombre malo nunca has de obtener buena recompensa; el hombre bueno será quien te logre renombre y fama.

124 Por igual que un hermano tiénese aquel al que todo se cuenta; todo es mejor que ser mentiroso, no es bueno el amigo que a todo asiente.

125 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te servirá, si lo sigues: Nunca digas a un hombre peor que tú, ni tres feas palabras; a menudo el mejor cede cuando busca el peor pelea.

126 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Harás un zapato o harás una lanza sólo si son para ti; mal hecho el zapato o la lanza torcida y tu mal te desean.

127 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Donde hallares maldad con maldad responde. no des tregua al enemigo.

128 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: contento con el mal no has de estar nunca, lo bueno alegrarte debe.

129 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: mirar hacia arriba no debes, en la lucha -cobardes como puercos se vuelven los hombres-, que tu mente no embrujen.

130 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas que te será bueno, si lo sigues: Si quieres ganarte a hermosa muchacha y conseguir su favor, prométele y dile y cúmplele siempre: a nadie buen trato hastía.

131 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Se cauto, te aconsejo, mas no cauto en exceso; sobre todo bebiendo o con hembra casada, y en una tercera cosa, también: no te engañen los ladrones.

132 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Nunca de un huésped te rías o burles ni de un caminante.

133 A menudo no saben los que dentro se sientan qué hombres serán los llegados: nadie hay tan bueno que falla no tenga ni tan malo que nunca sirva.

134 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Del supremo thul jamás te rías: es bueno a menudo lo dicho por viejo; a menudo bien habla el talego curtido, el que cuelga entre cueros y entre pieles se mece y entre tripas se orea.

135 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: No te burles del huésped ni lo eches afuera, dale buen trato al pobre.

136 Fuerte el traveseño será que se desliza para abrir a todos; si limosna no das, un mal te desean, dolor que tus miembros cojan.

137 Te damos, Loddfáfnir, buen consejo que te ha de servir, si lo tomas te será bueno, si lo sigues: Cuando mucho bebieres, recurre al poder de la tierra, de embriaguez la tierra libra, como el fuego de epidemia, de pujo el roble, grano de trigo del mal de ojo, de sofoco el saúco -la luna invoca contra el odio -, de picada el brezo, de la desgracia las runas, del vómito libra el suelo. (estrofa incompleta)

V (HISTORIA DE LAS RUNAS DE ODÍN)

138 Sé que pendí nueve noches enteras del árbol que mece el viento; herido de lanza y a Odín ofrecido -yo mismo ofrecido a mí mismo- del árbol colgué del que nadie sabe el origen de sus raíces.

139 Ni pan me tendieron ni cuerno de bebida; fijo en lo hondo miré; las runas alcé, las gané entre gritos; caí a la tierra de nuevo.

140 Nueve conjuros del hijo de Bölthur, del padre de Bestla, aprendí, y también he bebido el excelso hidromiel, derramado Odrérir.

141 Empecé así a germinar y a ser sabio, y a crecer y sentirme bien: una palabra dio otra, la palabra me llevaba, un acto dio otro, el acto me llevaba.

142 Descubre las runas y aprende los signos, las runas de mucha fuerza, las runas de mucho poder, que el thul supremo tiñó y los altos poderes hicieron y el señor de los dioses grabó.

143 A los ases Odín, a los elfos Dáin, a los enanos grabóselas Dvalin, a los gigantes Asvid; yo mismo grabé las runas.

144 ¿Las sabes tú grabar? ¿Las sabes tú interpretar? ¿Las sabes tu teñir? ¿Las sabes tú probar? ¿Les sabes tú pedir? ¿Les sabes tú ofrender? ¿Les sabes tú ofrecer? ¿Les sabes tú inmolar?

145 Mejor no pedir que por todo ofrendar; su pago la ofrenda busca; mejor no ofrecer que en exceso ofrecer. Así grabó Thund antes de surgir los pueblos; allá revivió cuando vino de nuevo.

VI (SERIE DE CONJUROS)

146 Los conjuros que sé yo que ni esposa de rey ni hombre alguno sabe: "auxilio" se llama uno y el que auxilio te da en pleitos y penas y en malas dolencias.

147 El segundo sé, remedio de aquellos que quieren ser curanderos.

148 El tercero sé, si mucho preciso atar a mi enemigo: sus filos le emboto a aquel mi adversario y ni armas ni mañas le valen.

149 El cuarto sé, si preso me ponen los guerreros y atados los miembros tengo: yo canto el conjuro y me puedo escapar; libres los pies se me quedan, y de mi cuello la argolla.

150 El quinto sé, si dardo yo veo que busca traidor a mi gente: por recia que vuele parada la dejo, tan sólo con mi mirada.

151 El sexto sé, si con raíz me laceran del árbol con savia tomada: el hechizo que a mí aquel hombre me canta él se lo sufre y no yo.

152 El séptimo sé, si la altas llama veo entre mis camaradas sentados en los bancos: por mucho que arda salvarlos puedo, tal el conjuro que canto.

153 El octavo sé, ese que siempre útil será que se aprenda: odio que surja entre hijos de jefe, puedo enseguida calmarlos.

154 El noveno sé, si mi barco peligra y lo he de salvar en la mar: yo el viento detengo que azota las olas y toda la mar sosiego.

155 El décimo sé, si brujas veo que arriba están por los aires: de manera que yo hago que descarriadas huyan y no encuentran su propia forma no encuentran su propio juicio.

156 El undécimo sé, si a la guerra llevo a mi tropa de viejos amigos: sobre mi escudo les canto y ellos con fuerza indemnes en la lucha entran, indemes de la lucha salen, indemnes me regresan de ella.

157 El duodécimo sé, si veo al ahorcado que arriba en el árbol se mece: de manera yo grabo y las runas tiño que el muerto se anima y me tiene que hablar.

158 El decimotercero sé, si al nuevo guerrero debo rociar con el agua: no caerá él si a la guerra fuere, lo respetan a él las espadas.

159 El decimocuarto sé, si yo entre los hombres decir de los dioses debo: de los Ases y Elfos sé todas las cosas, pocos sabios lo saben.

160 El decimoquinto sé, que el enano Thjódrörir a las puertas de Delling cantó: con la fuerza de los ases, con la gloria de los elfos, lo cantó a Hroptatýr con la ciencia.

161 El decimosexto sé, si quiero de mujer sabia lograr amor y favor: la mente dirijo de la hembra de blancos brazos y su ánimo altero todo.

162 El decimoséptimo sé, la joven doncella que no se me vaya. Nunca, Loddfáfnir, tuyos serán estos conjuros, aunque has de saberlos, debes ganarlos, te urge obtenerlos.

163 El decimoctavo sé, aquel que jamás a doncella diré ni a mujer casada -es siempre mejor que sólo uno lo sepa; y aquí los conjuros acaban-, sino a aquella tan sólo que me toma en sus brazos y también a mi hermana.

164 Ya ahora en la sala del Altísimo los dichos del Altísimo se cantaron para todo provecho del hombre, para poco provecho del ogro. ¡Salud al que dijo! ¡Salud al que supo! ¡Quien algo aprendió, que lo goce! ¡Salud a los que esto oyeron!

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